En la Universidad siempre nos hablaron sobre la importancia del triángulo, Escuela - Familia - Alumno, los tres garantizan el éxito en la escuela, una mejora en el proceso de enseñanza -aprendizaje, pero que pasa cuando uno de ellos falla, qué pasa cuando el triángulo se rompe o no termina de conectar.
Esta situación es uno de los problemas que vive hoy en día la Escuela, oigo y no paro de oír a anegados profesores quejándose de la poca respuesta que tiene de los padres, de profesores que citan a padres fuera del horario escolar para acercarse a ellos, pero muchas veces ellos no se presentan y a veces ni se molestan en llamar para avisar. Profesores que convocan una reunión y se topan con solo 3 padres de 25 alumnos.
¿Qué está pasando?, unos dirán que los días que vivimos no permite a los padres acercarse al Colegio todo lo que desearían, pero la realidad es otra, son Colegios que cada vez trabajan más el acercamiento a los padres, pero ellos o muchos de ellos, por no generalizar se alejan a la misma velocidad a la que trabajan los métodos de acercamiento.
Quizá hay padres que ven la Escuela como un mero lugar de cuidado y atención a los alumnos, pero la escuela es un lugar de aprendizaje, de estudio, de formación de personas, "personitas" que pasan 5 horas en los Colegios pero que el resto del día están en casa y deben seguir creciendo para mejorar.
La Escuela sin el apoyo o la cercanía de los padres es una mesa coja, un trípode que dificilmente se mantendrá en pie si no se arrima el esfuerzo de todos sus vértices.
Me gustaría quedarme con esta pequeña reflexión, ya que a veces, a los profesores nos desilusiona y que nos hace luchar contra molinos de viento.
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